Las Isapres en su laberinto | FACEA UDEC

«La enorme presión financiera y la disminución de afiliados por factores económicos o la incertidumbre, podrían llevar a nuevas fusiones, quiebras o cambios de controladores.»

El futuro de las Isapres es complejo. Desde su creación en 1981, las Instituciones de Salud Previsional han pasado por periodos de bonanza y periodos escasez. En su mejor momento, establecieron importantes redes asistenciales gracias a una estrategia de integración vertical, mediante la cual sus controladores invirtieron en clínicas, laboratorios y centros de salud a lo largo de todo el país en búsqueda de mayores ganancias.

Si bien las Isapres han sido el centro de varias polémicas, la primera señal evidente de problemas fue la quiebra de Masvida. A partir de ello, las críticas al sistema sobre el costo de los planes, las coberturas y las deudas impagas a sus acreedores se intensificaron. Recordemos que la existencia misma de las Isapres fue objeto de duros cuestionamientos en los procesos constitucionales recientes, ya que, junto con las AFP, las Isapres son un símbolo del modelo económico heredado del gobierno militar que aún incomoda fuertemente a ciertos sectores políticos.

Desde el Congreso, el Ejecutivo y el Poder Judicial, se impulsaron iniciativas legislativas y sentencias que podrían afectar la estructura y funcionamiento futuro de las Isapres, como la Ley Corta y la tabla de factores. Sin embargo, al margen de la dirección que tome el debate en torno al sistema de salud previsional en Chile, las Isapres se enfrentan a un conjunto de desafíos que no pueden ignorar. Uno de ellos es la factibilidad de implementar un sistema de salud universal que garantice la cobertura para todas las personas independiente de su nivel de ingresos, y si además se logra avanzar hacia un sistema de salud pública más atractivo para cotizantes de mayores rentas, las Isapres podrían plantearse cambios significativos en cuanto a su rol en el mercado.

Las Isapres atraviesan igualmente por problemas financieros, y de allí la necesidad de ajustar sus modelos de gestión para ser sostenibles en medio de un ambiente que no le es favorable. La enorme presión financiera y la disminución de afiliados por factores económicos o la incertidumbre, podrían llevar a nuevas fusiones, quiebras o cambios de controladores. Un dato para tener en cuenta es la disminución paulatina del número de cotizantes vigentes del sistema Isapres a diciembre de cada año. En 2019 se alcanzó un máximo de 2.020.344 cotizantes y en 2023 esta cifra fue de 1.699.294, lo que representa una baja de un 15,9%.

Un efecto colateral de estos problemas – y no deseado por las Isapres – ha sido el debilitamiento «del gremio». Recientemente, el grupo Banmédica, dueños de Banmédica y Vida Tres, abandonaron la Asociación de Isapres con el fin de tener libertad para tomar sus propias decisiones; decisión que podrían replicar otras Isapres en el corto plazo y signifique el fin de su actuar gremial, optando por el camino de la competencia total para mantener sus cuotas de mercado.

Muchos piensan que las Isapres no saldrán de este laberinto. No obstante, es innegable que el principal dilema que enfrentan es la percepción ciudadana. Es un hecho que estas instituciones nunca fueron eficaces en cuidar su imagen y, por ende, cualquier mejora que lleven a cabo, debe considerar necesariamente una demostración fehaciente que son empresas capaces de brindar un servicio de calidad y a precios convenientes para sus cotizantes.

Francisco Sepúlveda Laurence, Facultad Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad de Concepción.

Columna opinión de El Sur, Viernes 16 de agosto 2024