Capital Humano: un activo intangible, no invisible | FACEA UDEC

«La gestión de los intangibles y del capital humano, constituye la nueva frontera de la competitividad. Las empresas que pongan en el centro a las personas y al conocimiento estarán mejor preparadas.»

Hoy el verdadero valor de una empresa ya no está en sus edificios ni en sus máquinas, sino en todo aquello que es inmaterial, que no tiene forma física: ideas, marca, innovación, capacidades. Así lo confirma el reciente informe Global Intangible Finance Tracker (GIFT) 2025, que revela que los activos intangibles representan hoy casi tres cuartas partes del valor de las organizaciones a nivel mundial.

Según el estudio elaborado por Brand Finance, el valor total de los activos intangibles alcanzó este año un récord histórico de 97,6 billones de dólares, un aumento del 23% respecto de 2024. Este crecimiento refleja una transformación profunda en la economía global: el paso desde una lógica basada en la producción material hacia una economía del conocimiento.

A su vez, el informe 2025 de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (Ompi) sobre la inversión mundial en activos intangibles, señala que ésta constituye actualmente un porcentaje creciente del PIB mundial en relación con la inversión en activos tangibles, aumentando tres veces más rápido entre 2008 y 2024. Los programas informáticos y los datos son la categoría de más rápido crecimiento, le siguen los nuevos productos financieros y la inversión en I+D, diseño y marcas.

Dicho informe también señala que, entre estos activos, predomina la inversión en capital organizativo o capital intelectual, representando un 30% de la inversión total en activos intangibles en los últimos años. ¿La razón? este capital contempla los conocimientos y métodos con que se gestionan las operaciones de una empresa, sin duda una fuente de ventaja competitiva para ellas.

En este contexto, el capital humano se convierte en un recurso valioso y decisivo: su creatividad, experiencia y compromiso impulsa el crecimiento y sostenibilidad de una organización; gestionarlo de manera estratégica significa invertir en un activo que no se deprecia, sino que se multiplica con el tiempo. Pero paradójicamente, este activo hoy enfrenta retos que le impone otro importante intangible: la tecnología. Desafíos tales como la transformación de las competencias laborales, el aprendizaje continuo para que el conocimiento no se vuelva obsoleto tan rápidamente, la redefinición de roles impulsada por la automatización, la ética tecnológica como competencia esencial del liderazgo organizacional, la salud y humanización del trabajo en entornos digitales, etc.

Lo anterior pone en riesgo la supervivencia del capital humano si las organizaciones en vez de percibirlo como un activo intangible lo consideran uno invisible. Si esto pasa, se arriesga también la posibilidad de dar un paso hacia un modelo empresarial más humano, sostenible y capaz de generar prosperidad a largo plazo, ya que son las personas quienes realmente sustentan el valor y la reputación de una organización.

La gestión de los intangibles, y en particular del capital humano, constituye la nueva frontera de la competitividad, las empresas que logren poner en el centro a las personas y al conocimiento estarán mejor preparadas para perdurar. No es suficiente valorar económicamente los intangibles, comprender y cuidar este valor impalpable es sin duda uno de los grandes desafíos para las empresas del siglo XXI.

No dejemos que este gran intangible se transforme en invisible.

 

Michelle Tobar Ramírez, Facultad Ciencias Económicas y, Administrativas, Universidad de Concepción.

Columna opinión de El Sur, viernes 14 de noviembre 2025