» A esta velocidad de crecimiento de la economía, existen pocas probabilidades de soluciones efectivas y más parecerán promesas que no se concretarán por falta de recursos.»
Por diversas razones, el país ha estado atravesando por un dañino período de prolongada desconfianza e incertidumbre generalizada, afectando particularmente el desempeño de la economía, porque muchos objetivos de connotación social, exigidos por parte de la población nacional, demandando un Estado más involucrado en problemas relevantes de la sociedad, quedan pendientes mientras no se cuente con los recursos necesarios, los cuales preferentemente deben ser creados por la economía y no por endeudamiento.
Esta situación posterga decisiones de inversión, para llevar a empresas y economía a mayores niveles de capacidad, productividad, eficiencia y crecimiento. Además, interrogantes pendientes de definir, ocasionan que sectores de la economía, por las incertezas, operen a «media máquina», mientras no exista un ambiente adecuado.
Son muchas las variables que han contribuido a conformar este período de inestabilidad para la economía, originados por diferentes razones, algunas provienen del exterior, pero gran parte de estas razones desgraciadamente surgen desde el interior del país, complicando el desempeño de ésta. No se puede ignorar como una de las principales causas originarias de esta incertidumbre, lo constituye el tema de la Constitución, que al menos y sólo en parte debería dilucidarse en dos días más. Si bien es un proceso avalado por el objetivo de tener un mejor país para todos y no sólo para una parte de él, esto no debió provocar complejidades de tal magnitud política y social, las cuales han afectado severamente a la economía nacional.
Al margen de cuál sea la alternativa triunfante en las urnas el próximo domingo, es urgente la superación de este escenario, cuyos efectos terminan retardando y perjudicando soluciones en el ámbito económico. El país, antes que después, debe volver a recorrer escenarios conducentes al fortalecimiento actual y futuro de su alicaída economía. No es posible, al margen del actual período de ajuste, que la economía crezca el presente año solo un 1.9 según último informe de la Cepal (Comisión Económica para América Latina), cifra similar a estimaciones realizadas también por otras instituciones, incluso con sesgo a la baja.
¿Cuál es la esperanza entonces, de lograr satisfacer requerimientos básicos de amplios sectores de la población, en relación a solucionar problemas persistentes en el país, respecto a salud, infraestructura, vivienda, educación, y un amplio etc.? A esta velocidad de crecimiento, existen pocas probabilidades de soluciones efectivas y más parecerán promesas que no se concretarán por falta de recursos, no siendo absolutamente real soluciones basadas en buena parte, apostando por la obtención de recursos provenientes de una nueva reforma tributaria.
Como algunos sectores tibiamente lo han planteado, se requiere, por el bien del país, de un acuerdo amplio, político, económico y social, destinado a lograr consensos desde todas las partes involucradas, aunque éstas tengan posiciones encontradas respecto de una nueva Constitución, pero que este primer paso permita asegurar el término, ojalá definitivo, de las incertezas, incertidumbre, volatilidad, credibilidad y desconfianzas, cuyos efectos reales terminan afectando y dilatando inexorablemente el despegue definitivo de la economía, aunque se siga conjuntamente avanzando en una nueva Constitución, desde posiciones antagónicas, pero absolutamente equilibradas y democráticas
Dr. Juan Saavedra González, Facultad Ciencias Económicas y, Administrativas, Universidad de Concepción. Columna opinión de El Sur, viernes 02 de septiembre 2022 |
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