«Las cifras no ayudan para ver una economía robusta, que permita mirar con más optimismo el futuro. Se requiere mejorar la capacidad productiva del país».
Resulta imprescindible analizar la evolución y las estimaciones proyectadas, para una variable fundamental en la economía, como es el nivel de inversión para los próximos años. No siempre se resalta en su debida importancia el rol que desempeña esta variable en cualquier economía. Si ésta no aumenta, se hipoteca y limita de inmediato la obtención de mejores resultados esperados.
Así, basado en los niveles de la evolución de esta variable en el corto plazo, se fundan las bajas cifras de crecimiento proyectado para los próximos años. La razón fundamental esgrimida está fundada por el nivel de incertidumbre existente, causante de una atmósfera inadecuada para el sector empresarial, en cuanto a la decisión de realizar inversiones, postergándolas para cuando existan escenarios de mayor certeza. Desde aquí se deberían plantear e iniciar las primeras tareas a realizar y metas a obtener, por parte del próximo Gobierno del país.
En encuesta publicitada en los medios, en la cual el Banco Central toma el pulso a lo que estima el sector empresarial, respecto a nuevas inversiones y proyectos a realizar, responden en alto porcentaje, aproximadamente el 70% de los consultados, que no tienen previsto realizar inversiones el año próximo. Esta situación debería cambiar, porque una de las debilidades apreciadas actualmente en la economía, como se precisó, es el bajo nivel de inversiones proyectadas. Esto se contrapone por las estimaciones de inversión extranjera posible de materializarse en los próximos años, seguramente si se despejan los complejos escenarios enfrentados y en este mismo acápite, el Estado si hace su esfuerzo según el presupuesto del sector público, cuya ley recién se aprobó en el Congreso.
Las cifras proyectadas de crecimiento de la inversión, para los próximos dos años se ubican en un 0,3 y un 0,6 %, a partir de la base del presente año, la cual debería alcanzar un nivel del 16%, en un año de recuperación, tasas demasiado bajas haciendo imposible de esta manera mejorar la capacidad de la economía, así se verifica y lo hace ver la tasa del crecimiento tendencial, cifra estimada aproximadamente en un 3%. A su vez, el crecimiento de la economía proyectada para los próximos dos años se ubica en un promedio de un 2% y un 1,5%, respectivamente.
Estas cifras no ayudan para ver en el futuro próximo una economía robusta, que permita mirar con más optimismo el futuro. Se requiere, por lo tanto, mejorar la capacidad productiva del país, que enfrenta una situación financiera compleja, dados los niveles de endeudamiento fiscal y donde la política fiscal post pandemia debería estar más centrada en el retiro de los estímulos y subsidios entregados a las familias y determinados sectores de pequeñas y medianas empresas, para tratar de mejorar la escuálida «billetera fiscal» existente.
El 19 de diciembre se elegirá un nuevo Presidente de la República y los candidatos cuentan con programas diferentes en materia económica, pero a pesar de lo anterior, deberían coincidir en puntos centrales que permitan obtener los recursos necesarios para llevar a cabo el conjunto de reformas y cambios donde se coincide en la necesidad de su realización. El país no está para confrontaciones y pérdidas de tiempo, de cara al futuro. De ocurrir aquello, lo único garantizado es quedarse una vez más retrocediendo o estancado, respecto de los requerimientos y objetivos sociales más urgentes.
Dr. Juan Saavedra González, Facultad Ciencias Económicas y, Administrativas, Universidad de Concepción,- |
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