«Se puede medir la pobreza desde una perspectiva multidimensional, donde se agregan otras variables en la medición, más allá de la cantidad de ingresos económicos.»
La última cifra respecto al nivel de pobreza en el país, según la encuesta de Caracterización Socio Económica de Hogares (CASEN), registró que están en dicha condición un 6.5% de la población nacional, tomando como base el nivel de ingresos económicos de las personas, bajando desde un 10,7% si se compara con los resultados de esta misma encuesta realizada en el año 2020.
La información anterior fue, sin lugar a dudas, una buena noticia, aunque no dejó de sorprender, al considerar algunos aspectos que deben tenerse en cuenta, al analizar la obtención de este importante objetivo.
En general, antes de entregarse los resultados de esta medición, se estimaba o existía la percepción que la pobreza debería haber aumentado, pero era difícil pensar en tal disminución, después de un par de años con innumerables problemas económicos y de toda índole, como, por ejemplo, pandemia, pérdida de puestos de trabajo, aumento de campamentos en todas las regiones, incremento de trabajo precario, período inflacionario, etc.
Por otra parte, debe entenderse la clase de pobreza que se considera, porque existen varias categorías de ella, como es el caso de la pobreza estructural, coyuntural, pobreza absoluta, etc. o la pobreza relacionada solo con los ingresos económicos de los cuales dispone una persona, para satisfacer sus necesidades básicas.
También es un factor distintivo del país, el alcanzar un relativamente bajo nivel de pobreza, dentro del contexto de países latinoamericanos, donde ésta se sitúa en varios de ellos, en niveles superiores al 30 % de su población. En este aspecto habría que hacer, al menos, un par de consideraciones relacionados con la metodología empleada, porque se pueden aplicar metodologías y definiciones diferentes, para realizar las mediciones correspondientes y desde allí pueden surgir variaciones relevantes, a la hora de estimar el porcentaje de pobreza de una población.
Por lo anterior, debe quedar claramente establecido a qué tipo de pobreza se refiere una determinada medición. Así, se puede medir la pobreza desde una perspectiva multidimensional, donde se agregan otras variables en la medición, más allá de la cantidad de ingresos económicos. En este caso se estaría refiriendo la medición a la pobreza multidimensional, donde se agregan algunas variables, como contar también con recursos, para poder cubrir principalmente necesidades de educación, salud y vivienda.
Si se considera este último caso, la pobreza si se eleva a niveles que parecen más cercanos a la realidad observada en el país, la cual se sitúa en un 16,9%, descendiendo desde un 20,3 % del registro anterior.
Se debe tener en cuenta también que este exiguo nivel de pobreza, no habría sido posible, ni con mucho, si no hayan existido una serie de ayudas económicas y subsidios provenientes del erario nacional, otorgados por diferentes y justificadas causas y razones, destinándose oportunamente aquellos, para controlar su avance. De no haber podido contarse con aquellos recursos, seguramente la cifra se habría aproximado a los altos niveles alcanzados, lamentablemente, por la mayoría de las naciones latinoamericanas.
Pero no se debe «cantar victoria» anticipadamente con las cifras citadas, porque en términos absolutamente reales, hay mucho por hacer en materia de pobreza, como lo han declarado diferentes estudios e instituciones, para que este flagelo realmente vaya dejando de preocupar en el país.
Dr. Juan Saavedra González, Facultad Ciencias Económicas y, Administrativas, Universidad de Concepción. Columna opinión de El Sur, viernes 25 de agosto 2023 |
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