«Debemos potenciar y valorar las instituciones multilaterales como una estrategia para resolver los problemas urgentes que presionan a nuestra humanidad.»
A lo largo de la historia de la humanidad hemos enfrentados innumerables eventos y fenómenos que han amenazado la estabilidad y bienestar de muchas personas en el mundo y vaticinado el colapso de la sociedad y la sobrevivencia de la raza humana y la vida en el planeta. La pobreza y la desigualdad, las guerras mundiales incluyendo la amenaza de la guerra fría y un potencial holocausto nuclear son ejemplos de estos eventos ocurridos durante el siglo XX.
La cooperación mundial a través de instituciones multilaterales ha permitido buscar soluciones colectivas y consensuadas para resolver los problemas globales del mundo dando mayor certidumbre y con ello estabilidad económica, política y social. La estabilidad, la certidumbre y el orden internacional son un bien público necesario y que es fundamental potenciar. Instituciones como las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, el Acuerdo General de Comercio y Tarifas (Gatt) han sido ejemplos de cooperación y multilateralismo propendiendo a la generación de ese bien público. El Acuerdo de Bretton Woods una vez terminada la Segunda Guerra Mundial permitió un nuevo orden mundial económico de coordinación económica, con obligaciones y responsabilidades de los Estados firmantes y la creación del FMI como institución multilateral para coordinar y vigilar los cumplimientos de los acuerdos siendo garante de ese bien público.
Hoy las amenazas y consecuencias del cambio climático y la pandemia covid-19 no solo tienen devastadoras implicancias sobre el bienestar de las personas, sino que también se cierne una amenaza a la sobrevivencia en el largo plazo de la raza humana, hechos que han sido corroborados por la ciencia. Nuevamente estos fenómenos representan retos de cómo enfrentarlos donde la cooperación internacional y el multilateralismo van a ser esenciales en la solución de un problema que es colectivo y no necesariamente individual de un solo país o región. Un país responsable y activo en resolver racional y objetivamente la pandemia del covid puede tener vacunada al 90% de su población, pero su esfuerzo individual se verá mermado si colectivamente el mundo no vacuna a su población contribuyendo a la expansión de la pandemia. De igual manera podemos en forma unilateral implementar políticas ambientales para la reducción de la emisión de CO2 sin impactar necesariamente en el ambiente mientras el mundo siga contaminando el aire. Un mundo libre de pandemias y ambientalmente sustentable depende de soluciones colectivas y no individuales.
Hoy los avances de la ciencia y su enfoque objetivo y racional no solo ofrecen un entendimiento y medición del problema, pero también sus soluciones las que deben ser implementadas por los gobiernos y aceptadas en democracia por la sociedad convirtiendo esta solución colectiva en un problema que cae en el ámbito de la política y el modelo de sociedad. ¿Debe primar el derecho individual a no vacunarse sobre el colectivo? ¿Debe primar el derecho individual a desarrollar la actividad económica por sobre un medio ambiente limpio y diverso? La respuesta a estas preguntas está condicionada por temas éticos y valóricos sobre lo que es justo e injusto y quién tiene derecho a qué y de dónde emana ese derecho.
La polarización política, las desigualdades, el escepticismo, la ideologización que observamos en el mundo hacen mucho más difícil el entendimiento y los acuerdos colectivos para un enfoque multilateral y de cooperación internacional.
Dr. Iván E. Araya Gómez, Facultad Ciencias Económicas y, Administrativas, Universidad de Concepción,- |
Comentarios recientes