» El país era el de mayor crecimiento sostenido en Latinoamérica, ocupando los primeros lugares en los rankings internacionales y ahora pasa a ocupar el último lugar en crecimiento económico.»
Las estimaciones sobre el desempeño de la economía seguirán siendo un tema de máxima atención en el país y se comprueba que es de las mayores inquietudes existentes, según lo demuestran los resultados de diversas encuestas publicadas, conjuntamente con temas relativos a seguridad, inflación, inmigración y educación.
Lo anterior es una situación ampliamente justificada, dada las diferentes proyecciones realizadas por autoridades del área económica del Gobierno y del Banco Central de Chile, las cuales alertan sobre el potencial desempeño en los próximos años, donde los niveles presupuestados deben ser motivo de preocupación de todos los sectores involucrados en dichos resultados.
Las proyecciones hechas por diversas instituciones especialistas internacionales, sobre los resultados que mostrará el crecimiento de la economía nacional también coinciden. Así, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe ( Cepal), se corresponden en sus pronósticos al estimar para el próximo año un crecimiento negativo de entre -0.5% y un – 1%, lo que está en línea con la proyección del Banco Central de Chile, que fija este rango entre -1% y 0%.
Esta cifras marcan claramente el período recesivo a cruzar por la economía nacional, situación producida por diversos factores, siendo algunos de los más citados los ajustes necesarios a realizar luego un de alto nivel de crecimiento, derivado no solo de la recuperación post pandemia producida, sino también por el nivel insostenible alcanzado en la demanda interna del país, el déficit en cuenta corriente, entre otros factores y al margen de variables estructurales e internacionales también presentes.
A pesar de las justificaciones señaladas, llama la atención que estos niveles de resultados proyectados, los cuales son deficientes para la economía nacional, se reciban casi con resignación. El país, no tomando en consideración el año pasado por los niveles de recuperación post pandemia, era el de mayor crecimiento sostenido en Latinoamérica, ocupando los primeros lugares prácticamente en todos los rankings internacionales. Luego, en unos pocos años, en forma absoluta, pasa a ocupar el último lugar en materias de crecimiento económico y llevando además la bandera de la recesión. No se puede echar la culpa de todo a la pandemia, a los retiros de fondos de las AFP, a las ayudas económicas a gran parte de la población, etc. Seguro muchas cosas no se deben haber hecho bien, desde ya hace años, para llegar a conformarse con estas desalentadoras cifras futuras.
Ante este retroceso, hace falta tomar mayor conciencia. No debería ocurrir, por ejemplo, una desalentadora variación negativa en el crecimiento de una variable fundamental en la economía como es la inversión, o donde no se pueda superar la desconfianza mutua y la incertidumbre instaladas ya por mucho tiempo.
Lo único garantizado si aquello continúa, es el perjuicio para conseguir objetivos superiores en el país. Entonces, como en muchos períodos en décadas pasadas, surge el peligro de «seguir marcando el paso» en la economía nacional, situación que el país creía haber superado definitivamente, pero de manera lamentable, las cifras proyectadas dan cuenta de otra cosa.
Dr. Juan Saavedra González, Facultad Ciencias Económicas y, Administrativas, Universidad de Concepción. Columna opinión de El Sur, viernes 28 de octubre 2022 |
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