«Dicha transformación digital se ve presionada por la irrupción de la inteligencia artificial, la cual ha traído múltiples beneficios, en los más diversos campos.»
Sin duda esta era digital será marcada por la aparición de la inteligencia artificial (IA), la cual está provocando fuertes modificaciones en las más diversas actividades empresariales, y el estado chileno no ha quedado exento de ello.
La necesidad de mejorar la eficiencia, transparencia y accesibilidad a los servicios gubernamentales hacen necesario, y en forma urgente, la transformación digital del Estado chileno, así se desprende de la ley 21.180 del 2019 que exige la implementación de dicha ley para el 31 de diciembre del 2027. Pero su aplicación gradual no ha sido satisfactoria, de acuerdo con lo que se desprende de la segunda versión del Índice de Gobierno Digital de la Ocde 2023, el cual menciona a Chile en el penúltimo puesto del ranking, solo superando a Costa Rica.
Dicha transformación digital se ve presionada por la irrupción de la inteligencia artificial, la cual ha traído múltiples beneficios, en los más diversos campos, y cada día se siguen encontrando diversas aplicaciones, pero también ha traído consigo nuevos desafíos.
¿Qué pasa con aquellos sectores que aún no han podido acceder a la conectividad o a la aplicación de las herramientas de la IA en la gestión? Entre los huérfanos de la IA se encuentran los sectores más vulnerables económicamente, también aquellos sectores más aislados geográficamente, pero también las instituciones públicas chilenas (el estado).
Integrar la IA en los diversos aspectos de la administración pública chilena, puede resultar una utopía cuando no han sido capaz de digitalizar procedimientos habituales y básicos de su gestión, pero cuáles serían los beneficios de realizar la transformación digital y la incorporación de la IA en algunos de sus procesos, por ejemplo el uso de chatbots y asistentes virtuales en la atención ciudadana, disminuyendo los tiempos de espera por parte de los ciudadanos y disminuyendo la carga administrativas de los funcionarios.
Pero, sin duda, una de sus grandes aplicaciones a nivel mundial tiene relación con la mayor transparencia y la lucha contra la corrupción, a través del análisis de datos y aprendizaje automático que ayudan a identificar actividades sospechosas en licitaciones, contratos públicos y transacciones financieras, lo que facilita la detección y prevención de la corrupción.
Para lograr lo anterior, nos vemos enfrentados a diversos desafíos en la administración pública, como las habilidades requeridas para la aplicación de IA, que la mayoría de los funcionarios públicos no tienen. Por eso, es necesario capacitar a los funcionarios, no solo en las herramientas de IA, sino también en lo que significa el cambio socioemocional en su predisposición para la aplicación eficaz de estas nuevas tecnologías.
Otro punto no menos importante, es la privacidad y seguridad de los miles de datos que puede recopilar una IA, lo que plantea riesgos significativos para la seguridad de la población.
Debemos considerar que para lograr estos desafíos se hace necesario la colaboración entre un sector publico atrasado en la adopción de nuevas tecnologías y un sector privado considerado como uno de los más pioneros e innovadores de Sudamérica.
Hugo Moraga Flores, Facultad Ciencias Económicas y, Administrativas, Universidad de Concepción. Columna opinión de El Sur, Viernes 28 de junio de 2024 |
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