«En periodos inflacionarios, las personas deben tomar precauciones: si tiene deudas debe tratar de llevarlas a una sola cuenta que pueda tener una tasa de interés lo más baja posible.»
Nos hemos visto sorprendidos por las últimas cifras de inflación de estos últimos meses. A principios de agosto, el INE informó que la inflación anualizada a nivel país ya alcanzó el 13,1%, desde julio de 2021 hasta julio de 2022. Este es su mayor registro desde el año 1994.
Estas cifras «golpean» a las personas en su día a día, porque se reflejan en sus gastos cotidianos, especialmente en la comida, el transporte y en los pagos mensuales, etc. Hay ítems como el combustible que ya lleva varias semanas en alza y las personas se han tenido que acostumbrar a esa constante alza de los jueves. No hay que frivolizar a la inflación.
El tema de la inflación es algo a lo que no estábamos acostumbrados en Chile. No era tema, pues se había logrado mantener controlada durante el curso de los últimos años e incluso, las nuevas generaciones no sabían bien lo que eso implicaba en el «mundo real».
Hoy en día, las personas no solo ven resentidos sus gastos cotidianos, sino que se dan cuenta de que con el mismo salario ahora compran menos cosas que antes. Además, los sueldos no se incrementan de la misma forma que la inflación y se empieza a generar una brecha importante. Hay datos concretos de esto: los salarios reales en Chile cayeron en un 2,3% entre abril de 2021 y abril de 2022, según datos del INE. En otras palabras, los salarios de las personas no se ajustaron a la misma velocidad que dictó la inflación.
Pero las personas no cuentan con las herramientas que poseen el INE o el Banco Central para calcular estas cifras que constata la realidad. Los individuos para ver cómo ha «evolucionado» su sueldo evalúan su poder adquisitivo, es decir, las distintas cosas que pueden comprar con sus ingresos.
Sin embargo, puede suceder que las personas se enfoquen completamente en el valor nominal de su salario, lo que es conocido como «ilusión monetaria». En este caso las personas perciben que con un aumento de sus ingresos nominales, se encuentran en una situación económica mejor, pero si los precios han aumentado en mayor medida que las rentas nominales, las personas se habrán empobrecido en términos reales, pues han perdido poder adquisitivo y se encontrarán en una peor situación.
Por ello es que en periodos inflacionarios, las personas deben tomar ciertas precauciones para poder contrarrestarla: si tiene deudas debe tratar de llevarlas a una sola cuenta que pueda tener una tasa fija de interés lo más baja posible de acuerdo con el mercado. Si la persona tiene posibilidades de ahorro es buen momento para invertir en instrumentos financieros que les permita resguardarse de la inflación.
En estos periodos de alta inflación es recomendable ser muy cuidadosos y prudentes con los gastos e inversiones hasta que la economía vuelva a sus ritmos normales de crecimiento y las presiones sobre los precios bajen y se estabilicen, lo que según las proyecciones del Banco Central comenzaría a darse a fin de año, para llegar al 2023 a una inflación anual cercana al 4%.
Como sea, la inflación ha «despertado» en este último tiempo en Chile forzando a las familias a tener que «apretarse el cinturón». No es un tema que hay que frivolizar, porque que afecta transversalmente a la sociedad en su conjunto.
Álvaro Escobar González, Facultad Ciencias Económicas y, Administrativas, Universidad de Concepción,- |
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