¿Guerra comercial? | FACEA UDEC

«el método de resolver litigios entre países, basado en la capacidad de coacción económica, es una práctica que entra en conflicto con los principios que han guiado el orden mundial en las últimas décadas.»

Estas últimas semanas el presidente de los EE.UU., sr. Donald Trump, declaró diversos cambios en la política comercial de su país. Incrementó en 10% los aranceles a todos los bienes importados desde China y anunció aumentos de 25% en las tasas arancelarias del acero y aluminio para todos los países.

Indicó que impondrá «aranceles recíprocos» para equiparar las relaciones con los distintos socios comerciales. Esto ha provocado una reacción generalizada en los gobiernos de los principales socios comerciales de EE.UU., como son China, la Unión Europea, Canadá y México. No es claro si los anuncios del sr. Trump han concluido, ni cuál será la respuesta final de sus socios comerciales: Si habrá acuerdos o guerra comercial declarada.

Las razones que ha tenido el sr. Trump para iniciar esta cruzada son de distinta índole y no completamente claras. Puede ser una forma de reducir el déficit comercial de EE.UU., aumentar sus ingresos fiscales, y/o dar mayor protección para la promoción de la industria interna.

Pero también se advierten en sus declaraciones, y en su actuación, objetivos no comerciales, como reducir la inmigración ilegal, mejorar el control sobre drogas, y presionar a países a aceptar vuelos de migrantes deportados. Incluso el sr. Trump ha sugerido en el pasado que podría utilizar los aranceles para presionar a Dinamarca a ceder a Estados Unidos el control de Groenlandia. Es decir, se ha utilizado la política arancelaria como una herramienta transaccional para lograr ventajas políticas en áreas no asociadas al comercio propiamente tal.

Es todavía muy temprano para ver las consecuencias que puede tener esta política sobre la economía y los flujos del comercio internacional. Esto dependerá de la forma como se resuelva en la práctica esta situación. Si se transforma en una guerra comercial entre las principales potencias, tendrá efectos negativos importantes sobre el volumen del comercio internacional, los ingresos y consumo de los países.

Chile no es un socio comercial de importancia para EE. UU. y no le genera desbalances en su comercio externo. Contribuyó con menos del 1% de las importaciones de EE.UU. en el año 2023, y la balanza comercial fue favorable a EE.UU. Por tanto, no es esperable que esté en la mira del gobierno de Estados Unidos por razones comerciales. Tampoco se percibe que sea importante en relación con los temas prioritarios de la administración Trump. Esto no significa que vamos a salvar la actual situación comercial internacional sin consecuencias.

En caso de una guerra comercial, se puede esperar encarecimiento de muchos productos importados y efectos sobre los volúmenes exportados a través del impacto que habrá sobre las cadenas globales de valor del comercio.

También es esperable efectos sobre las expectativas, las tasas de interés internacional y las inversiones, creados por la incertidumbre que la situación pueda generar en la economía internacional.

Finalmente, es relevante enfatizar que el método de resolver litigios entre países, basado en la capacidad de coacción económica, es una práctica que entra en conflicto con los principios que han guiado la construcción del orden mundial en las últimas décadas. La instauración de este estilo de negociación en las relaciones bilaterales también debe tener consecuencias futuras para Chile.

 

Dr. Jorge Dresdner C. Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad de Concepción.

Columna opinión de El Sur, Viernes 28 de febrero de 2025