«Es posible ver que en las épocas de cambios o ajustes, derivados muchas veces de cuestiones externas, hay demasiadas organizaciones que descuidan el bienestar y el compromiso de los empleados.»
En la escena empresarial, se suele señalar que la gente es la parte más valiosa de una organización y que por lo tanto representa la mejor contribución al logro de los objetivos y al crecimiento de ella. Pero, lamentablemente a veces, en la práctica interna, de ciertas áreas de la empresa ello no se refleja tan claramente ya que resulta más fácil fijarse en los errores que en resaltar los logros de las personas, blandiendo el anacrónico pensamiento de «para eso te pagamos».
Estudios y prácticas recientes muestran, cada vez con mayores argumentos que aquellos colaboradores que están altamente comprometidos con la empresa contribuirían, al crecimiento de la misma, más del doble de los que no lo están tanto. Es posible ver, que en las épocas de cambios o ajustes derivados, muchas veces de cuestiones externas, hay demasiadas organizaciones que descuidan el bienestar y el compromiso de los empleados, corriendo el riesgo de perder a los más capacitados y experimentados sin darse cuenta de las importantes inversiones financieras asociadas a la capacitación, reclutamiento y contratación de los cuadros de reemplazo amén de los efectos que son subyacentes a su motivación o que se han visto expuestos la firma de un nuevo anexo de contrato, habitualmente con contenidos laborales más desfavorables que los habituales y sin ningún atisbo de reconocimiento o fidelización, en especial con aquellos que fueron el verdadero puntal de la organización en tiempos difíciles. O sea, nivelando hacia abajo.
Conveniente resulta, entonces, la realización de ciertas acciones de benchmarking con empresas que han sorteado creativamente los problemas, promoviendo una cultura organizacional enfocada en la motivación y el desarrollo humano basado en las competencias. Las empresas que han confiado y confían en tales bases promueven la atracción de personas calificadas y obviamente retienen a los mejores. Puede ocurrir que por una decisión coyuntural, muchos de nuestros trabajadores, decidan irse a «la empresa del frente», provocando una desinversión en capital humano, que pondría en jaque el propio futuro empresarial.
¿Qué hacer entonces?. Lo primero, como es obvio, es presentar a los colaboradores una clara visión de los objetivos, expectativas y metas de la empresa, facilitando la incorporación de los esfuerzos de cada uno al conocimiento empresarial. Junto a ello, se asegura que el detalle de las tareas de los empleados estará en concordancia con las tareas de la organización como un todo y habrá que asegurarse que los colaboradores comprendan lo que se espera que realicen y cuál sería su contribución al efecto.
Sin lugar a dudas, también han de considerarse claras orientaciones respecto de los resultados comerciales y financieros esperables, de tal manera que la estrategia empresarial «empape» a todos los integrantes de la organización. El demostrar aprecio y reconocimiento a los empleados comprometidos y eficientes es fundamental. Así también, si es necesario, ofrecer oportunidades de progreso y compensaciones competitivas, hay que hacerlo, ya que no hay que perder de vista que el personal está en el centro de sus éxitos… así como de sus dificultades.
Carlos Baquedano Venegas, Facultad Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad de Concepción. Columna opinión de El Sur, Viernes 13 de enero 2023 |
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