Lecturas de mercado | FACEA UDEC

«El mercado lo componen personas con intereses específicos e información limitada sobre costos y beneficios de un proyecto. Es un instrumento poderoso si funciona bien, pero a veces no lo hace.»

Si en la época de los faraones se hubiera realizado una evaluación de costos y beneficios económicos para decidir si construir o no las pirámides de Egipto, probablemente la decisión habría sido no construirlas. Ello porque los costos calculados de la construcción deberían ser muy superiores a los beneficios económicos tangibles de la misma, y esto con los criterios que normalmente se usan para la evaluación de proyectos debería conducir a un rechazo de la iniciativa.

Sin embargo, mirando este problema ahora con el conocimiento de la historia, la evaluación del impacto económico que las pirámides tuvieron para Egipto, sin duda, debe haber sido enormemente positivo. Este es un problema típico en la evaluación de proyectos que se realizan sobre un futuro incierto, que, dicho sea de paso, se produce en la mayoría de los proyectos.

Lo que explica las diferencias entre la evaluación ex-ante y ex-post en este ejemplo es la falta de información sobre como las personas y las sociedades en el futuro van a evaluar los beneficios de tener las pirámides. En jerga económica, uno diría que al momento de la evaluación no existieron los mercados que reflejaran las preferencias de las generaciones futuras y que, si estos hubieran existido, se habría podido incorporar esta información en la evaluación ex-ante y de esta forma hacer una evaluación más certera.

La incertidumbre respecto a los costos y beneficios asociados a proyectos es un tema que la sociedad tiene que resolver siempre. Recientemente, en la región se discutió sobre la difícil situación financiera que atraviesa la Compañía Siderúrgica Huachipato S.A., empresa perteneciente al grupo Compañía de Aceros del Pacífico (CAP). La Siderúrgica ha presentado pérdidas por más de US$1.000 millones desde 2009, que es un monto mayor que el valor de bolsa de la compañía. Accionistas del grupo CAP dijeron que había que cerrar la compañía. Algunos economistas estuvieron de acuerdo con esta recomendación porque al anunciarse públicamente el posible cierre de la fundición, subió el precio de las acciones de la Corporación Aceros del Pacífico (CAP), propietaria de la instalación. Es decir, «el mercado leyó» que el cierre de la siderúrgica aumentaba el valor de la compañía en su conjunto

Pero hay que recordar que el mercado está compuesto por personas que tienen intereses específicos e información limitada sobre los costos y beneficios futuros que puede tener un proyecto, especialmente cuando el proyecto tiene beneficios de carácter social que escapan a los intereses específicos de los tenedores de acciones.

En este caso, el impacto social sobre miles de familias y sobre la estructura económica de la Región del Biobío, pero también el carácter estratégico de la industria y su impacto para la seguridad económica del país. Sin duda, las decisiones tienen que tomarse sobre la información disponible en el momento, pero el conocimiento de las limitaciones que tiene la técnica utilizada para tomar la decisión debería llamar a una actitud más cauta y a considerar distintas opciones, especialmente cuando lo que está en juego es el bienestar de muchas personas y las perspectivas económicas del país. El mercado es un instrumento poderoso cuando funciona bien, pero en este país también tenemos mucha experiencia de lo que sucede cuando no lo hace.

 

Dr. Jorge Dresdner C. Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad de Concepción.

Columna opinión de El Sur, Viernes 14 de junio de 2024