«Sabemos que la nuestra es una región diferente, que tiene características diferentes y oportunidades diferentes, pero que sigue ensimismada en una rutina que mira y espera lo que digan desde la capital.»
Aunque podría referirme hacer alusión al concepto «Chilean Way» acuñado en 2010 para referirse a la perseverancia y eficacia con que equipos multidisciplinarios mantuvieron y rescataron a salvo a los 33 mineros de la mina San José, quisiera hablar de esa canción, popularizada por Frank Sinatra y reversionada a tal punto que pocos conocemos realmente su origen.
La canción «My Way» popularizada en los años ’70 es una adaptación que hizo Paul Anka de una canción francesa de Claude François y Jacques Revaux titulada «Comme d’habitude». En ella, un agobiado marido hablaba de cómo su relación de pareja se había ido perdiendo en la rutina y había dejado de ser lo que era. La intervención del famoso compositor canadiense cambió drásticamente el sentido de la canción y la transformó en el himno que conocemos hoy.
En términos económicos, la región del Biobío se parece en algo al marido de la canción original. Una rutina más lenta que la del resto del país, con menores tasas de crecimiento y menores tasas de empleo desde hace varias décadas hacen que sea difícil mirar el futuro con optimismo. Lo único que solemos rescatar es que casi siempre nos hemos movido a un ritmo distinto. Solemos caer y levantarnos antes que el resto. Vamos «dando aviso».
Esto se debe a que no somos Chile. Chile es un país minero, conectado en los últimos años principalmente con China. En cambio, Biobío es una región forestal, conectada desde hace un lustro principalmente con Estados Unidos. Y, aunque es curioso que desde 2019 las tasas de crecimiento de la actividad económica parezcan sincronizarse, los datos muestran que la realidad es mucho más compleja. Tal como la actividad nacional se vio beneficiada por altos precios del cobre, nuestra región se vio beneficiada por altos precios de la celulosa y las nuevas oportunidades que han abierto la consolidación con socios como Perú y México, que han pasado a estar entre nuestros cinco principales socios junto con China y Corea del Sur.
Esto se debe a que no somos Chile. Chile es un país minero, conectado en los últimos años principalmente con China. En cambio, Biobío es una región forestal, conectada desde hace un lustro principalmente con Estados Unidos. Y, aunque es curioso que desde 2019 las tasas de crecimiento de la actividad económica parezcan sincronizarse, los datos muestran que la realidad es mucho más compleja. Tal como la actividad nacional se vio beneficiada por altos precios del cobre, nuestra región se vio beneficiada por altos precios de la celulosa y las nuevas oportunidades que han abierto la consolidación con socios como Perú y México, que han pasado a estar entre nuestros cinco principales socios junto con China y Corea del Sur.
Sabemos que la nuestra es una región diferente, que tiene características diferentes y oportunidades diferentes, pero que sigue ensimismada en una rutina que mira y espera lo que digan desde la capital. Y no tiene tanto que ver con el aparato estatal sino con una cultura y una forma de funcionamiento que nos hacen mirar a Santiago.
Es momento de darnos cuenta de que, tal como Paul Anka transformó una historia de rutina y tristeza en un himno épico, podemos transformar a nuestra región en una región de oportunidades y bienestar para sus habitantes.
Dr. Claudio Parés Bengoechea, Facultad Ciencias Económicas y, Administrativas, Universidad de Concepción. Columna opinión de El Sur, viernes 27 de enero 2023 |
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