«Los avances logrados por la globalización y la IA, tienen como denominador la contribución de beneficios para el bienestar de las personas y el progreso de las economías, pero también altos costos.»
La década de 1990, marcó la consolidación del inició de una nueva etapa para la globalización de la economía mundial, centrando su accionar en dos herramientas fundamentales: una desgravación arancelaria progresiva entre los países, y la suscripción de importantes Tratados de Libre Comercio. Los efectos y beneficios no se hicieron esperar, ya que la apertura y disminución de barreras arancelarias a nuevos mercados internacionales, abrió oportunidades de crecimiento, de la mano de mercados atomizados para consumidores y clientes, generando mayor competencia y desafíos para mejorar la eficiencia y la calidad.
La globalización no sólo ha desarrollado la actividad comercial, también ha permitido aumentar las inversiones extranjeras directas como también recursos financieros entre los países, además del intercambio importantes del conocimiento científico mediante el uso de nuevas tecnologías desarrolladas entre las diferentes economías.
Pero, el avance de la globalización se ha complejizado por las nuevas exigencias impuestas por las condiciones de los mercados, que han llevado a la formación de cadenas de suministros a través de la presencia de proveedores de otras latitudes, para abastecerse de insumos, materias primas o servicios de mano de obra. Esta interdependencia que puede ser ventajosa y rentable, pero ante disrupciones que se pueden generar en esta cadena, sus efectos pueden negativos dejando en evidencia la fragilidad de la economía de países que son dependientes de la compra o venta de bienes y servicios. Así, países desarrollados han comenzado a usar aumentos arancelarios para protección de sus economías, y que probablemente se agudizarán con una eventual llegada a la presidencia de Donald Trump en los EE.UU, que podría retomar «la guerra arancelaria» que llevó a cabo con China,
A mayor abundamiento, hace un par de días, el pánico se apoderó de los mercados financieros de todo el mundo debido al aumento en la tasa de desempleo norteamericana alcanzó 4,3%, mayor a lo esperado, y días antes, uno de los mayores inversionistas este país, había vendido la mitad de su participación en Apple por 80 mil millones de dólares. Hechos que generaron sobre reacciones que llegaron a plantear que EE.UU podría entrar en una recesión, lo que impacto a los mercados bursátiles no solo en dicho país, sino que en todo el mundo, golpeando fuertemente las bolsas de valores, con bajas en el precio de las acciones de las empresas más importantes del mundo, y de los principales commodities, y el precio internacional del dólar.
Por otro lado, el avance y progreso de la IA (Inteligencia Artificial), ha brindado grandes logros con su utilización en diferentes áreas. Muchos son los beneficios, pero su uso indiscriminado en ocasiones, han generado efectos negativos con altos costo, para algunas economías. Hace un par de semanas, el fallo informático de Microsoft, por errores cometidos en la actualización de programas de ciberseguridad, afecto a cientos de vuelos, servicios financieros y bancarios y empresas de todo el mundo.
Por cierto, los avances logrados tanto por la globalización y la IA, tienen como denominador común la contribución de beneficios importantes para el bienestar de las personas y el progreso de las economías, pero también altos costos, que pueden derivarse de situaciones que se contraponen a los a los principios que los sustentan, sobre todo, cuando se asocian con intereses económicos, ideológico o políticos.
Víctor Hernández Roldán, Facultad Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad de Concepción. Columna opinión de El Sur, Viernes 09 de agosto 2024 |
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