Cuidado: adultos aprendiendo | FACEA UDEC

Debemos comprender y aplicar los principios en los que se basa el Modelo de Andragogía para fortalecer el aprendizaje de adultos ya sea laboralmente al planificar un programa de formación o en términos sociales.

«Parece que cuando pequeño no le enseñaron a comportarse» suele ser frecuente oír esto al presenciar a un adulto diciendo o haciendo algo que parece inadecuado. Y como forma de prevenir que eso le suceda a nuestros hijos, sobrinos, alumnos u otro niño o adolescente cercano, es que cada vez que enseñamos algo que consideramos importante repetimos incansablemente «si no aprendes ahora que eres niño, ya de adulto será imposible». Sin embargo, en nuestra vida laboral asumimos que sí es posible aprender. Buscamos cursos, demandamos capacitación a nuestro empleador y los diversos programas de formación pasan a ser fundamental en nuestra vida, incluso convirtiéndose en herramientas de crecimiento personal y desarrollo laboral.

Entonces, ¿los adultos pueden aprender o no? ¿O acaso una vez alcanzada una determinada edad nuestro cerebro absorbe sólo cierto tipo de información, adquiere conocimientos limitados y por tanto contiene o reprime nuestro aprendizaje? Es frustrante imaginar que podemos aprender solo aspectos relativos a nuestra disciplina para mejorar el desempeño laboral, o bien desarrollar alguna habilidad que teníamos escondida desde pequeños como tocar algún instrumento o pintar para iniciarnos en un hobby o pasatiempo pero estar imposibilitados de aprender aspectos vitales porque «no lo aprendimos cuando niños por tanto ya de adulto es imposible». Tal vez esa sea la razón por la que vemos adultos que repiten comportamientos nocivos o decisiones que en el pasado no les favorecieron y parece que lo hubiesen olvidado.

Pero existe una explicación más esperanzadora que la anterior, y se fundamenta en la forma de aprender no en una capacidad de aprendizaje limitada a ciertas áreas o temas; se trata de la Andragogía, un antiguo modelo orientado a estudiar la educación y el aprendizaje de personas adultas. El educador estadounidense, Malcolm Knowles, fue uno de los exponentes más influyentes en este campo manifestando que «los adultos aprenden de forma diferente a los niños y que los entrenadores en su rol de facilitadores del aprendizaje deberían usar un proceso diferente para facilitarlo». Por tanto, el ser adulto no es sinónimo de que ya sea tarde para aprender algunas cosas, lo que se debe tener claro es que se aprende de distinta manera y si no reconocemos esto, será tan difícil aprender como enseñar.

Debemos entonces comprender y aplicar los principios en los que se basa el Modelo de Andragogía para fortalecer el aprendizaje de adultos ya sea laboralmente al planificar un programa de formación o en términos sociales cuando entre pares también educamos con el ejemplo aunque parezca increíble. Dentro de los principios se establece la «formación autodirigida», los adultos son autónomos y necesitan saber por qué están aprendiendo lo que están aprendiendo de lo contrario serán reacios a participar en cualquier acción formativa (¿no vemos esto en reuniones de trabajo por ejemplo?); «aprender haciendo», los adultos aprenden a través de la experiencia directa, mediante participación activa y práctica, esto explica algo tan simple como que si no cambian la forma de hacer algo, entonces nunca aprenderán un método nuevo, aunque lean y escuchen otras experiencias (atención aquí con la capacitación); «partir de experiencias previas» integrando a su propia realidad los éxitos y fracasos como parte del aprendizaje y entendiendo que al compartirlos colaboramos en la enseñanza de otros.

Así que si cuando pequeño no le enseñaron a comportarse, tranquilo, aun puede aprender.

 

Michelle Tobar Ramírez, Facultad Ciencias Económicas y, Administrativas, Universidad de Concepción.

Columna opinión de El Sur, viernes 21 de julio 2023