«No resulta sorprendente que los diagnósticos, proyecciones y la agenda económica que se discute a nivel nacional, y en Santiago, no sea la precisa y de toda relevancia para nuestra región.»
La semana que termina ha traído importantes noticias económicas que impactan nuestra visión del estado de la economía y las expectativas para el próximo año 2023. Habiendo transitado el proceso que conllevó al plebiscito del domingo y conocido su resultado pasando de un escenario de alta incertidumbre política a uno más moderado, la economía a nivel país transita hacia un escenario recesivo para el año 2023 de acuerdo con el Informe de Política Monetaria del Banco Central de Chile y una inflación aún lejos de la meta y objetivo del BC, que es 3%. No cabe duda de que si estas proyecciones se dan entonces este escenario va a afectar la actividad económica y el empleo durante el próximo año.
Sin embargo, estas proyecciones para la evolución de la economía a nivel país no necesariamente se replica de manera exacta a nivel de regiones, siendo posible que observemos regiones que evolucionan por sobre y por debajo de los promedios del país.
No resulta sorprendente e ilógico que los diagnósticos, proyecciones y la agenda económica que se discute a nivel nacional, y en especial en Santiago, no sea la precisa y de toda relevancia para nuestra región. En otras palabras, nuestra visión de los problemas que enfrentamos es de naturaleza distinta y requiere de un diagnóstico acertado y de instrumentos de política con mayor grado de independencia e identidad local. Eso ha resultado evidente cuando analizamos la evolución del crecimiento económico de nuestra región. En la última edición del Informe Económico Regional publicado en julio de este año hemos confirmado que el crecimiento de la región en periodos relativamente largos ha sido, en promedio, más lento que el crecimiento económico del país y con ello la disminución preocupante de la participación del PIB regional en el PIB a nivel país. Esta diferencia resulta fundamental en la capacidad de incrementar el ingreso per cápita en nuestra región respecto al resto del país y la capacidad de generar empleo donde también tenemos un mercado laboral que evoluciona en forma distinta.
Más aún, el comportamiento cíclico de la región es significativamente distinto al ciclo económico del país. Los datos que hemos analizado y que nos permiten establecer las características estadísticas del ciclo regional nos han demostrado que nuestra región frente a un shock económico negativo su actividad económica se desacelera con anticipación al resto del país y se recupera posteriormente con mayor anticipación al resto de la economía nacional. Por ejemplo, la crisis asiática del año 1997 e impacto negativo en nuestra región primero y posteriormente en el resto de Chile. El desconocimiento de estos hechos objetivos se tradujo en un inadecuado manejo de las expectativas por parte de las autoridades de turno implicando costos económicos altos durante el proceso de ajuste en nuestra región.
Es fundamental generar conciencia y un mayor interés en la discusión de las diferencias entre nuestra región y el resto del país en la agenda regional. Qué importante resulta comprender estas diferencias, de tal manera de que ellas se vean reflejadas en el debate político y económico, procurando de esta manera el encontrar soluciones viables a los problemas económicos que aún aquejan a nuestra región. Estos esfuerzos incidirán en mejores decisiones en los ámbitos público y privado, la búsqueda de una mayor autonomía de los instrumentos económicos que dispone nuestra región y la necesidad de seguir avanzando en la descentralización económica y política.
Dr. Iván E. Araya Gómez, Facultad Ciencias Económicas y, Administrativas, Universidad de Concepción. Columna opinión de El Sur, Viernes 09 de septiembre de 2022 |
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